"¿Qué harías si fueras presidente?" Se le ocurrió preguntar a mi sobrina de tan sólo 8 años y me dejó mudo. "Eh...eh... no sé", le dije.
Sucedió, creo, que la sensación que tuve cuando traté de imaginarme en el sillón de Rivadavia fue de no saber elegir entre tantas cosas por hacer. Lo que si estaba seguro era, qué no haría. Pero aquí lo importante es lo otro, la acción, la decisión. Así que decidí, justamente, hacer la misma pregunta a las personas que frecuento comúnmente y encontrar en ellos el camino hacia la respuesta.
Gisela Villalba tiene 20 años y trabaja de moza en un restaurante del puerto, ella fue la primera presidenta en hablar:
—Yo como presidenta, pondría en blanco a todos los trabajadores jóvenes que recién empiezan y daría trabajo a todos los que no pueden ni siquiera empezar —dijo completamente convencida.
Gisela debió abandonar sus estudios universitarios para trabajar hace ya una año, desde entonces, lo ha hecho sin firmar ningún contrato de trabajo que le garanticé un sueldo digno y seguro.
Javier Gomez de 43 años, es padre de 6 hijos y hace un cuarto de siglo que es empleado en una fábrica metalúrgica. Él ante mi pregunta contestó:
—Qué sé yo, creo mejoraría los sueldos de nosotros, los trabajadores de fábricas para poder pagar las deudas. Cambiaría las horas de ingreso a trabajar, por el frío, viste. Mejoraría la educación en las escuelas públicas para que el día de mañana nadie pueda explotar a los chicos. Ah y compraría jugadores y un buen técnico para que River salga campeón.
Este hombre, fanático de River, desde los 18 años que trabaja, y ya hace un buen tiempo que por las deudas acumuladas una buen parte de su sueldo le es embargado, teniendo que guardar en su bolsillo menos de lo que vale su trabajo.
—Yo bajaría el precio de los libros que están tan caros. Acá un libro bueno, con una buena traducción y demás, sale casi cien pesos y no esperes facilidad de pago, ni promociones, ni nada de eso que prolifera en los celulares, por ejemplo, que salen treinta pesos, ¡es una locura! —dijo Alejandro.
Hace 5 años que él es estudiante de bioingeniería en la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Entre Ríos.
Otras de las voces que aceptó gustosa ser presidenta por un momento fue la de Silvina Ledesma, ella tiene 42 años y hace 6 que atiende un kiosco de barrio, tiene 5 hijos, la mayoría de los cuales estudian y trabajan.
—Por empezar —dijo como anunciando un largo discurso—, daría becas tras becas a todos los estudiantes. No puede ser que trabajen y estudien, no les da el cuerpo ni la cabeza para pensar. Después pondría en blanco a todos los empleados domésticos y les subiría el sueldo. Reduciría las horas de trabajo y... creo que llevaría a mi mamá a vivir conmigo a la Casa Rosada —dijo dejándose arrastrar por la imaginación.
Roberto Fernández, de casi 60 años, es casi maestro, le faltó tan sólo una materia para recibirse. Él está al frente, junto a otra persona más, de una fábrica asentada en el Parque Industrial de la ciudad. Según él:
—Si fuera presidente, no haría lo que esta haciendo Kirchner ahora. Mirar la realidad con esa ideología montonera, no le deja ver lo que realmente pasa. Los Kirchner piensan que los conflictos hacen la historia y no es así. Tiene que haber acuerdo, dialogo. Pero no, ellos siempre van a la pelea —dijo con claros gestos de bronca.
Lo paradójico de esta palabras, es que Roberto en sus tiempos de estudiante fue un miembro más de la organización guerrillera que ahora critica. Pero, según parece, es un momento de su vida que prefiere olvidar.
—A mi con intendente me alcanza —contestó entretenido Matías Domínguez —.
Él tiene 31 años y es enfermero del hospital San Martín, pero cuando le hice la pregunta su respuesta no se relacionó en nada con su oficio.
—Porque lo primero que haría sería subsidiar a los músicos de acá de la ciudad. Es vergonzoso, que para tocar en vivo tenés que aceptar que los bares te roben la plata de las entradas que vos vendes y encima cuando terminás de tocar, no te dan ni un vaso de agua. Hay miles músicos buenos y ninguna posibilidad para ellos.
Matías desde su adolescencia hasta esta parte, dedica sus tiempos libres a tocar la batería en una banda de rock que le ocupa más lugar que ninguna otra cosa en su corazón.
Entre pregunta y pregunta las respuestas van desnudando carencias. Todo lo que estos actores sociales confiesan que harían si estuvieran al frente del gobierno es también la denuncia, los gritos de ayuda ante el vacío de la nada que nada hace, aquello que falta y que ellos imaginan concretarse sólo si ellos estuvieran en el poder o si por lo menos sus reclamos estuvieran en ese lugar, que vendría a ser lo mismo.
En cuanto a la pregunta que no encontraba respuesta, creo que esta manera de buscarla me reveló además, el principal problema de todos los que han detentado el poder en calidad de presidente: el no saber o no querer escuchar, la falta de interés por lo que expresa el otro. Por lo tanto, ¿qué haría yo si fuera presidente? Escuchar.
Walter Fabian Gomez (fabi_11g@hotmail.com)
Sucedió, creo, que la sensación que tuve cuando traté de imaginarme en el sillón de Rivadavia fue de no saber elegir entre tantas cosas por hacer. Lo que si estaba seguro era, qué no haría. Pero aquí lo importante es lo otro, la acción, la decisión. Así que decidí, justamente, hacer la misma pregunta a las personas que frecuento comúnmente y encontrar en ellos el camino hacia la respuesta.
Gisela Villalba tiene 20 años y trabaja de moza en un restaurante del puerto, ella fue la primera presidenta en hablar:
—Yo como presidenta, pondría en blanco a todos los trabajadores jóvenes que recién empiezan y daría trabajo a todos los que no pueden ni siquiera empezar —dijo completamente convencida.
Gisela debió abandonar sus estudios universitarios para trabajar hace ya una año, desde entonces, lo ha hecho sin firmar ningún contrato de trabajo que le garanticé un sueldo digno y seguro.
Javier Gomez de 43 años, es padre de 6 hijos y hace un cuarto de siglo que es empleado en una fábrica metalúrgica. Él ante mi pregunta contestó:
—Qué sé yo, creo mejoraría los sueldos de nosotros, los trabajadores de fábricas para poder pagar las deudas. Cambiaría las horas de ingreso a trabajar, por el frío, viste. Mejoraría la educación en las escuelas públicas para que el día de mañana nadie pueda explotar a los chicos. Ah y compraría jugadores y un buen técnico para que River salga campeón.
Este hombre, fanático de River, desde los 18 años que trabaja, y ya hace un buen tiempo que por las deudas acumuladas una buen parte de su sueldo le es embargado, teniendo que guardar en su bolsillo menos de lo que vale su trabajo.
—Yo bajaría el precio de los libros que están tan caros. Acá un libro bueno, con una buena traducción y demás, sale casi cien pesos y no esperes facilidad de pago, ni promociones, ni nada de eso que prolifera en los celulares, por ejemplo, que salen treinta pesos, ¡es una locura! —dijo Alejandro.
Hace 5 años que él es estudiante de bioingeniería en la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Entre Ríos.
Otras de las voces que aceptó gustosa ser presidenta por un momento fue la de Silvina Ledesma, ella tiene 42 años y hace 6 que atiende un kiosco de barrio, tiene 5 hijos, la mayoría de los cuales estudian y trabajan.
—Por empezar —dijo como anunciando un largo discurso—, daría becas tras becas a todos los estudiantes. No puede ser que trabajen y estudien, no les da el cuerpo ni la cabeza para pensar. Después pondría en blanco a todos los empleados domésticos y les subiría el sueldo. Reduciría las horas de trabajo y... creo que llevaría a mi mamá a vivir conmigo a la Casa Rosada —dijo dejándose arrastrar por la imaginación.
Roberto Fernández, de casi 60 años, es casi maestro, le faltó tan sólo una materia para recibirse. Él está al frente, junto a otra persona más, de una fábrica asentada en el Parque Industrial de la ciudad. Según él:
—Si fuera presidente, no haría lo que esta haciendo Kirchner ahora. Mirar la realidad con esa ideología montonera, no le deja ver lo que realmente pasa. Los Kirchner piensan que los conflictos hacen la historia y no es así. Tiene que haber acuerdo, dialogo. Pero no, ellos siempre van a la pelea —dijo con claros gestos de bronca.
Lo paradójico de esta palabras, es que Roberto en sus tiempos de estudiante fue un miembro más de la organización guerrillera que ahora critica. Pero, según parece, es un momento de su vida que prefiere olvidar.
—A mi con intendente me alcanza —contestó entretenido Matías Domínguez —.
Él tiene 31 años y es enfermero del hospital San Martín, pero cuando le hice la pregunta su respuesta no se relacionó en nada con su oficio.
—Porque lo primero que haría sería subsidiar a los músicos de acá de la ciudad. Es vergonzoso, que para tocar en vivo tenés que aceptar que los bares te roben la plata de las entradas que vos vendes y encima cuando terminás de tocar, no te dan ni un vaso de agua. Hay miles músicos buenos y ninguna posibilidad para ellos.
Matías desde su adolescencia hasta esta parte, dedica sus tiempos libres a tocar la batería en una banda de rock que le ocupa más lugar que ninguna otra cosa en su corazón.
Entre pregunta y pregunta las respuestas van desnudando carencias. Todo lo que estos actores sociales confiesan que harían si estuvieran al frente del gobierno es también la denuncia, los gritos de ayuda ante el vacío de la nada que nada hace, aquello que falta y que ellos imaginan concretarse sólo si ellos estuvieran en el poder o si por lo menos sus reclamos estuvieran en ese lugar, que vendría a ser lo mismo.
En cuanto a la pregunta que no encontraba respuesta, creo que esta manera de buscarla me reveló además, el principal problema de todos los que han detentado el poder en calidad de presidente: el no saber o no querer escuchar, la falta de interés por lo que expresa el otro. Por lo tanto, ¿qué haría yo si fuera presidente? Escuchar.
Walter Fabian Gomez (fabi_11g@hotmail.com)
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